Los equipos Arduinex, Icarus y DrinkUp, compuestos por 12 estudiantes de tercer año de ESO de St PETER’S SCHOOL, se clasificaron la semana pasada para la fase regional de la competición CanSat de la Agencia Espacial Europea (ESA), que tuvo lugar el 29 de abril en el aeropuerto de Alguaire de Lleida. El objetivo del proyecto era diseñar, construir y programar un microsatélite del tamaño de una lata de refresco, para finalmente lanzarlo dentro de un cohete.
Dos de los equipos, Icarus y Arduinex, pudieron lanzar los microsatélites dentro de un cohete, mientras que DrinkUp lo lanzó desde una avioneta. Arduinex fue invitado, el 3 de mayo, a presentar los resultados obtenidos durante la misión, en la sede de la Universidad Politécnica de Terrassa.
Los equipos tenían una misión doble. La misión principal era medir la presión atmosférica, la temperatura ambiente y la altura utilizando los sensores incorporados en el microsatélite. Además, también tenían la misión de mejorar el sistema de geolocalización del microsatélite, así como optimizar la adquisición de datos de radiofrecuencia, especialmente durante la fase de recuperación.
El lanzamiento demostró la complejidad de un proyecto espacial que ha implicado meses de preparación para los estudiantes participantes. Algunos equipos se encontraron con algún obstáculo, como el hecho que el cohete no se abriera durante el lanzamiento, lo que hizo que los microsatélites cayeran en picado. Otros lograron finalmente recuperar sus prototipos y recopilar los datos de la misión.
Es un proyecto complejo que abarca muchas disciplinas: matemáticas, ciencias, programación, impresión 3D e ingeniería aeroespacial. Un proyecto que requiere mucha dedicación e implicación de estudiantes y profesores.
Tanto el equipo Arduinex como Icarus, de St PETER’S, superaron con éxito el lanzamiento, y el 3 de mayo, los miembros de Arduinex presentaron los resultados logrados en la Universidad Politécnica de Terrassa.
La competición CanSat busca fomentar el interés de los jóvenes en la ciencia y la tecnología, construyendo y lanzando un microsatélite del tamaño de una lata de refresco que simula un satélite real y se lanza con un cohete a más de 600 metros de altura.
Nos gustaría felicitar a los equipos por este impresionante logro. Es inspirador ver estos jóvenes, apasionados por la ingeniería espacial, dispuestos a descubrir las posibilidades de la tecnología y la ciencia.